La última estadística de uso de navegadores web contiene datos interesantes, por un lado Google Chrome sigue creciendo y hoy cuenta con un promedio de 11.18%. Pero esto no es lo relevante, sino que tenemos entre los contendientes a Opera, un navegador que lleva años tratando de posicionarse sin lograr una participación significativa en el mercado, hoy en día cuenta con un 2.07% y otros como Konqueror ya ni si quiera aparecen en la lista; mientras que por otro lado tenemos un dato que nos indica que los navegadores móviles son utilizados en un 4.10%.
El porcentaje de móviles parece poco significativo, sin embargo, tenemos que pensarlo dos veces. 4 de cada 100 conexiones podría no significar mucho, pero 4% de toda la navegación de internet siguen siendo varios millones de usuarios. Así que, si bien es cierto que en hoy en día podría parecer irracional (dependiendo el giro de negocio) invertir en el desarrollo de soluciones que ofrezcan toda la funcionalidad o la parte más importante de ella de otra aplicación grande en una versión móvil, lo que sí deberíamos considerar es elegir la tecnología adecuada que nos permita hacer una transición a mediano plazo para este fin con el menor riesgo de futuros dolores de cabeza.
Asumir la adopción de esta tecnología debe de hacerse considerando distintas variables: las habilidades del equipo de desarrollo, la madurez del lenguaje de programación (y su continuo crecimiento o tendencia hacia el desarrollo móvil), la seguridad, las estructuras de datos, la simplicidad de las interfaces gráficas (para que al migrar a una versión móvil el usuario perciba el mínimo posible de cambios y no sienta que opera 2 productos totalmente distintos), la estandarización de la codificación y componentes (para no hacer depender la funcionalidad a ciertas características de ciertas tecnologías).
Omitir estas consideraciones nos puede llevar al típico retrabajo, por ejemplo, un portal que hoy en día se diseña en su parte elemental o en tecnologías como Flash, está destinado a un futuro proceso de rediseño total, ya que tenemos dispositivos de alta penetración comercial (de Apple) como el iPhone o iPad que no soportan tecnología Flash.
En este escrito me es imposible decir cuál es la tecnología más adecuada para comenzar con el diseño de nuevos proyectos que puedan ampliarse o dirigirse lo más sencillo posible hacia tecnología móvil, ya que como mencioné depende mucho de las habilidades de los equipos de trabajo (programación orientada a objetos, orientada a aspectos, estructurada, frameworks específicos de AJAX, HTML 5, etc) así como de la tecnología con la que actualmente se cuente (enlaces, versiones de sistema operativo, licenciamiento de otros productos, etc). Lo mejor será estudiar que de lo que tengo es lo más compatible, cuánto costaría reemplazar ciertos componentes de la solución y evaluar el costo beneficio (considerando el impacto técnico) de cada combinación hasta encontrar la solución adecuada.
Recuerden el objetivo no es crear una solución móvil, sino una infraestructura capaz de migrar a este tipo de soluciones con el menor esfuerzo posible ya que la tecnología móvil está a la vuelta de esquina de convertirse en un estándar de la industria.
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